viernes, 23 de febrero de 2007

EL URUGUAY DE LAS VACAS GORDAS

Algunas iniciativas barriales recientes en torno a la utilización del predio del ex Frigorífico Nacional, nos hicieron investigar acerca de la
la vida, el trabajo y los espacios de socialización en la Villa del Cerro en aquel “país de las vacas gordas” o la “Suiza de América” y el imaginario, -diríamos montevideano- que lo acompañaba.
Especialmente a la identidad del barrio construida en torno a la industria frigorífica, que no es sólo un recuerdo.
En dos entrevistas con un ex trabajador del “Frigorífico Nacional” y uno de “Frigoríficos Swift de Montevideo”, nos confirman estas intuiciones y nos hacen mirar desde el presente a esos hombres y mujeres anónimos que habitaron y forjaron uno de los espacios con más identidad del oeste de Montevideo.

La abundancia sin término es parte de un pasado aparentemente lejano; sin embargo son unas pocas décadas las que nos permiten asomarnos al imaginario y la vida cotidiana del Cerro en torno a la industria frigorífica que lo identificó –entre otras actividades laborales-.
El panorama en el barrio con el cierre de los frigoríficos fue otro: miles de trabajadores perdieron sus empleos: algunos, los más agraciados pudieron jubilarse; otros (trabajadores del Nacional) pudieron reubicarse en otras dependencias del Estado, pero otros tantos tuvieron que rebuscarse en cualquier empleo.
La dictadura agudizó el deterioro provocado por las crisis económicas desmembrando uno de los polos gremiales más fuertes en el país.
- Cuando enfilo derecho la calle a la cancha del Artigas, me gritan:
- ¿Vas al cementerio?
- ¿De qué me estás hablando? –respondí.
- –Vas para ahí, para el Frigorífico?.
- Cuando enfoco a mirar el frigorífico, me di cuenta lo que sintieron esos compañeros cuando cerraron.
- Te estoy hablando de una comunidad.

Testimonio de Raúl Bertolini, ex trabajador del Frigoríficos del Cerro y Swift

A través de un primer encuentro con un ex trabajador del Swift y Frigoríficos del Cerro, llegamos a Palacio, un ex trabajador del Frigorífico Nacional que se emocionó profundamente al contarnos sus vivencias en el Nacional. El tiempo hace su trabajo, a veces. Luego de 30 años las vivencias perduran.

“EL CERRO DE HOY”

Nos dijo al respecto: “Hay un vacío. El Cerro de vivir y gastar en Cerro, hoy pasó a dormir y gastar afuera del Cerro. El Cerro hoy por hoy no tiene industria. No tiene ningún tipo de atracción. Han cerrado más de 60 bares –y la palabra del lunfardo- y boliches. Hoy la palabra boliche, es una palabra moderna y con otro carácter. La palabra boliche: nosotros le decíamos antes a cualquier bolichito de la esquina. Los boliches han cerrado, una cosa impresionante. Aquel almacencito que te vendía 100 gramos, cuarto kilo de yerba: hoy los supermercados los mataron”.


“Aunque el país todo ha caído en materia ocupacional, en ningún lugar tal vez haya tenido repercusión el cierre de los Frigoríficos como en la Villa del Cerro y sus alrededores.
El Cerro de hoy, es en gran medida la consecuencia del trabajo en los frigoríficos.
El poderío gremial de la zona del Cerro, era la concentración del trabajo en un período reducido.
En 1978 el gobierno de facto, decreta el cierre definitivo del Frigorífico Nacional”.

Extraído de JubiCerro N° 136
Publicación local del Cerro

ENTREVISTA A RAÚL BERTOLINI,
TRABAJADOR POR DOS DÉCADAS EN “FRIGORÍFICO SWIFT” Y “FRIGORÍFICOS DEL CERRO”
2 de setiembre de 2006

Una mañana inhóspita llegamos a la casa de Bertolini, situada en el viejo casco del Cerro: casa antigua donde relucían en una repisa algunos libros sobre la memoria del barrio. Hace doce años Bertolini comenzó con una serie de entrevistas a vecinos, tratando de dibujar algunos trazos de memoria a través de testimonios de hombres y mujeres que construyeron esa identidad barrial.
Publicó “Aquellos tiempos” en 1994, y “Memorias del oeste montevideano” en el 2000. “Destacando las historias que refieren a aquellos trabajadores dignos y útiles a la sociedad” (reseña del autor “Memorias del oeste montevideano”).
Todo lo recaudado con la venta de estos dos libros, se volcó a dos escuelas de la zona. El vínculo con el barrio es fuerte.

LA HISTORIA CONTADA POR UN TRABAJADOR
Bertolini nos hace parte de ese contexto:
-“El frigorífico Swift y el Artigas cerraron en 1957; fueron reabiertos en octubre de 1958: ahí se formó una sociedad especial, llamada Frigoríficos del Cerro (EFCSA), la que pensamos que era una hermosa oportunidad de seguir trabajando”.
-“Los beneficios sociales –que representaban mucho para los trabajadores-: la ropa de trabajo era a un costo muy barato, algunas herramientas de trabajo: (...) matanza, tripería, la carne y el servicio de restaurante. Eso representaba en sí mismo un ingreso no directo –pero era un ingreso-. La carne te invitaba a comprar en la carnicería. La carne generalmente la retirábamos, en el último tiempo era dos kilo por un peso”.

“EL QUID DEL ASUNTO”: EL ABASTO DE MONTEVIDEO
“Porque lo que fue deseo de toda la vida de los frigoríficos extranjeros era ganar el abasto de Montevideo. El abasto de Montevideo lo hacía el Frigorífico Nacional por una ley del año ’28: el Nacional pasó a ser un ente testigo de lo que se pagaba de los ganados en tablada y de los costos de producción”.
“Pese a todo eso, podemos decir que los frigoríficos extranjeros igual hicieron sus trampas”.
“También estaba dentro de lo que arguyeron, que la gran concentración de la fuerza gremial en el Cerro, que fueron tres (Frigorífico Nacional, Swift y Artigas).”

“Allá por 1956 en el Parlamento, hubo una propuesta de Rodney Arismendi de que nombrara una Comisión Investigadora de Costos de la Industria Frigorífica, especialmente los extranjeros” – nos relató Bertolini.

NACIMIENTO DE FRIGORÍFICOS DEL CERRO
“Como consecuencia de esa investigación de costos, ellos cerraron y decían que se iban del país. Lo decían –y lo digo yo- que se iban del país. Apareció un proyecto de ley, creo que fue el Dr. De Ferrari –y tenía vinculación con la gente de la Federación de la Carne- se hizo un proyecto de adquisición de los frigoríficos en base a lo que las empresas le debían a los trabajadores por conceptos de licencias no pagas, de despido, de salario vacacional e indemnización”*.

*Bertolini, hace referencia a la Ley 12542 “Frigoríficos Swift y Artigas” del 15 de octubre de 1958, por la que se “facilita un préstamo para su reapertura y se exonera de impuestos la transferencia de bienes”.

LA CAJA DE COMPENSACIONES
“El problema que tuviera el trabajador con la Oficina de Personal y ahí dilucidaban el problema. En caso de no dilucidarlo, lo llevaban a la Caja de Compensaciones –que esa fue una gran conquista de los trabajadores de la Carne”-.
“La protección de la Caja de Compensaciones –mientras la Caja tuvo plata- era un apoyo, porque ese fondo se formaba con lo que pagaban los trabajadores -3,5 por ciento de su salario-, con lo que aportaba la empresa –que era un poco más-, más una serie de aportes que hacía el Estado”.
“Cuando la vieja época de los norteamericanos, un trabajador titular se enfermaba y por un tiempo largo no iba a trabajar, se tomaba un nuevo trabajador”.

TITULARES Y SUPLENTES
“Pero, cuando no tenían trabajo y tenían la categoría de titular, estaban amparados por la Caja de Compensaciones; que en principio, les adjudicaba cien horas a un determinado salario, que era el salario básico”.
Bertolini recuerda que “cuando había un problema en un frigorífico: ese problema repercutía en los tres. Cuando había una lucha en un Consejo de Salarios por un salario mejor, repercutía en los tres frigoríficos”.

TRABAJO MANUAL
“La parte fundamental del trabajo, era el trabajo manual. Luego que el ganado entraba al Frigorífico iba a los corrales, de los corrales iba a la matanza, de la matanza iba a las distintas secciones”.

TODO SE TRANSFORMA
“Donde del animal lo único que se desperdiciaba era la orina y la sangre que caía cuando lo degollaban, pero todo lo demás del animal se aprovechaba todo”.
“Ahí se daba el trabajo de Tripería, separaban las vísceras, el trabajo en los cueros: se limpiaban los cueros, los salaban, se teñían para exportación. El trabajo con las carnes que no eran buenas para exportación –porque el Swift y el Artigas trabajábamos para exportación. Porque la carne que no era buena, que era de segunda calidad iba a parar a las conservas.”

“Otras carnes vacunas que eran un poco mejores mezcladas con la carne de cerdo, iban a los productos porcinos. Hasta las guampas del animal se aprovechaban, porque incluso se vendían. Pero, además, se producían otro tipo de cosas: legumbres, frutas y verduras; se hacían dulces, se hacían conservas.
Había un trabajo muy amplio y todo eso repercutía en un período bastante interesante, la gente tenía trabajo y había entrada de dinero.”

MARACANÁ Y LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

“La Segunda Guerra Mundial posibilitó que tanto el Swift, el Artigas, como el Nacional trabajaran para exportación –además de mantener el abasto el Nacional”.
“Eso era una mina de oro para la industria frigorífica. Curiosamente, mucha de esa mercadería se embarcaba en el puerto, salía al Atlántico y muchas veces no llegaba, la quedaba en el fondo del Atlántico”.

“Un contexto que a muchos no les gusta, aunque parezca mentira lo que muchos resaltan es Maracaná y hay gente que ha quedado anclada en el Maracaná”.
“Yo no voy al fútbol por distintas razones, pero cuando veo esas banderas que dicen “Maracaná 1950”!.(…)
El pasado fue muy importante, pero fue –sentenció Bertolini-”.


CIERRE DE LOS FRIGORÍFICOS
“El cierre de los frigoríficos a fines de los cincuenta, lo vivimos duro. Estábamos en una época donde empezaban las dificultades; lo cual es una marca: a partir de los cincuenta vinieron todas las dificultades. Así que de pronto estábamos 5 mil trabajadores en la calle”.
“La Caja de Compensaciones en el caso de los sindicatos de los obreros, ya tenía dificultades económicas, y al tenerlas el pago de ese subsidio por desocupación se iba espaciando” –enfatizó Bertolini-..

CREACIÓN DE FRIGORÍFICOS DEL CERRO
Y CIERRE DEL SWIFT
“Habían dado cinco millones de pesos para que los reabrieran.
No los reabrieron, y la plata pasó al Artigas; de a poco lo fueron retirando al trabajo. Y en julio de 1960, la Dirección de Frigoríficos del Cerro que era propietaria –comillas- de los dos Frigoríficos -integradas por sindicalistas obreros de las dos plantas-, le comunican a los trabajadores que estaban dentro del Frigorífico Swift: que la planta iba a ser cerrada en forma temporal”.
“Algunos de nosotros –que estábamos más avivados- dijimos que “el temporal iba a ser grande”. De julio de 1960 para adelante, el Frigorífico Swift nunca más reabrió”. “Pasó a ser una ruina.*” –afirmó-.

*Hoy el predio del Swift es zona militar.




Con respecto a la memoria de la Villa del Cerro, este ex trabajador del Swift, acotó:
“En un momento dado, dentro del Programa APEX a alguien le pareció interesante rescatar la memoria. No me dediqué específicamente a la memoria de la industria frigorífica: porque el Cerro no era solamente industria frigorífica. Había otro tipo de actividades: estaba el varadero, estaba la textil”.
“El Cerro era un emporio de trabajo. Pero creo que hubo una cuestión errada creyendo que el Cerro se podía segregar del resto del departamento. Teníamos la carne pero no era nuestra. Esa autonomía, no la había. Eso es un slogan”.

Bertolini nos dejó acceder a una entrevista que realizó en marzo de 1994 a un ex trabajador del Frigorífico Artigas (EFCSA), de la que tomamos algunas anécdotas:
“Cuando fui al Frigorífico tenía 15 años. Sí, en 1936 ingresé al Artigas a trabajar con pavos. Me consiguió el trabajo el catalán Pons –era vecino mío-. Pelábamos pavos, toda la muchachada entraba para ese trabajo”.
“Hicimos la zafra, después nos dieron el vale (despido) y al mes me llamaron para la Playa.”
”En 1944 (…) se consiguió una ley, que fue de despido.
Por la cual obligaron a la empresa a que nos tomaran, cada cual a su puesto”.
Este ex trabajador: comenta la existencia de listas negras desde las primeras épocas del Swift y del Artigas, comentando: “Porque si Ud. era rebelde, Ud. sólo, tal vez no pasara nada. Ud. podía tener la idea que quisiera, bastaba que cumpliera con el trabajo y no contagiara a los demás a la empresa”.

TODO TIENE UN PRINCIPIO...
1912 INAUGURACIÓN del “Frigorífico Montevideo”
1916 se convierte en el “Frigorífico Swift de Montevideo”, primer ingreso de capitales norteamericanos en la industria cárnica uruguaya.
Octubre de 1917 comienza a funcionar el “Frigorífico Nacional”. 1928 se transformaría en el ente testigo, contando con el monopolio de la faena de vacunos, ovinos y porcinos, destinados al abasto de la población montevideana y para exportación*.
*Extraído de diario zonal “Cosmópolis”, 5 de set. de 2006

A través de Bertolini y su investigación, llegamos a Jerónimo “Bebe” Palacio, un ex trabajador del Frigorífico Nacional que se emocionó profundamente al contarnos sus vivencias en el Nacional.
El tiempo hace su trabajo, a veces. Luego de 30 años las vivencias perduran.

Testimonio de Jerónimo “Bebe” Palacio, ex trabajador del Frigorífico Nacional
- ¿Cuándo entró a trabajar al Frigorífico Nacional?
- “Entré en el ’65 con quince años, tenía el permiso de menor, tuve que sacar el permiso de menor porque en ese tiempo te lo exigían por el Consejo del Niño. Todavía lo tengo al carné, que era de la Federación de la Carne –para el futuro Museo”-.
“Como menor empecé a trabajar en tiempo que todavía se trabajaba descalzo: se trabajaba en invierno y en verano descalzo”.
- “Entonces, en el sesenta y pico cuando entramos una camada de gente joven: tenías que lidiar con esos viejos medios duros. Teníamos que trabajar descalzos, era insoportable eso en invierno. Era pavoroso. Había que vivirlo. Yo digo que tengo la suerte, la dicha de haber conocido la parte de la historia, de ser partícipe de la historia”.
Nosotros a las cuatro de la mañana teníamos que estar vestidos. Después en el ’65, ’66 empezó a tener injerencia el Ministerio de Ganadería con su parte de ayudantes de veterinaria; y ya te exigían, porque te daba el beneficio de las botas. Las botas la empresa te la daba, pero como había ese arraigo de trabajar descalzo se hacía. Cuando el Ministerio de Ganadería empezó a tener injerencia y empezó a prohibirlo.
- ¿Cómo vivió el barrio la importancia, la inserción de los frigoríficos?
- “Y bueno, esa era la vida del Cerro, de las familias.
- Cada obrero o empleado que trabajaba en el Nacional tenía dos kilos de carne por día, hasta la huelga del ’69 tenía dos kilos de carne de lunes a sábado”.
- “Eso venía a ser un sueldo más. Le da otro poder. No había hambre. Un familiar que trabajaba en el Nacional siempre estaba ayudando al padre -si era casado-, a una tía, o a una hermana o a un vecino. Siempre había una ayuda. O lo intercambiaba por legumbre.
- Las verduras, que acá (...) antes en el Cerro se intercambiaban. Había solidaridad. El Cerro los días de quincena, por la calle Grecia era una fiesta, era un picnic”.




LOS DÍAS DE QUINCENA
- “Las madres salían con sus hijas a buscarle candidato, le decían
–aquél m’hija que trabaja en el Nacional, que tiene dos kilos de carne. Eso eran unas vivencias que fueron fabulosas –culminó Palacio-.

- ¿Se les pagaba lo mismo que a los hombres?
- “No, todo tiene sus categorías. Diferenciados, sí, de trabajos. Pero no eran muy mal pagos algunos sectores. El Nacional –creo, dentro de todo- no hizo mala justicia por los trabajos realizados. Porque había trabajos de destajo. Incluso llegó a haber una sección dentro de la parte que involucra matanza y derivados: que las mujeres ganaban más que los hombres. O sea, que puede ser otras secciones que se llamaba salario por día, y se marcaba eso”.
- “Pero en faena, llegó a haber una parte que la mujer ganaba más que el hombre. O sea, que hubo un poco de paridad. El Nacional fue un poco líder, en cuanto a eso”.

¿TAREA DE MUJERES?
Pero los recuerdos de Bertolini con respecto a este tema no son los mismos: “En las secciones que había (mujeres) era: matanza, tripería, conservas, matanza de cerdos, en las especialidades: salchicha, chorizo, en la misma picada –la separación de la carne del hueso-. Eso sí, tenían un salario más bajo que el hombre.”.
“Por ejemplo, vamos a suponer una tarea muy simple, que pagaban 1,04 por barrer la sangre de la matanza”.
“El único lugar donde la cosa estaba más pareja era en destajo, ahí podía ganar lo mismo que el hombre”.

PRODUCTOS DEL FRIGORÍFICO NACIONAL
- “El Nacional, desde que entraba el animal lo producía todo –sostuvo Palacio-..
- Un viejo dicho: lo único que se escapa es el balido, y otro decía
–no, porque está en las películas”.
“Había se elaboraba todo lo que fuera cárnico y derivados. Chacinería, tuvo pavos –elaboraba pavos”-.
“Eso en cuanto a la parte cárnica. El famoso corned beef, que se exportaba”.
“El corned beef, la famosa salchicha de Viena, la lengua prensada, los rabos, la pasta de ternera”. “Después, la sección de Frutas y legumbre: donde se elaboraba el membrillo, el durazno. Tenía de todo”.
“Yo trabajé del ’65 hasta la huelga del ’69. Después estuve tres meses afuera. Después entré en el ’70 hasta el ’78, que cerró el Nacional”.

EL CIERRE DEL NACIONAL
- ¿Cómo vivió el cierre?
- “Con mucha tristeza, porque fue toda una crianza, una vida.
- Y después a salir a buscar la vida a otro lado, pelear la vida en otro lado. Somos hombres, padre de familia, gremialistas.
- Defender la clase trabajadora: una enseñanza”.

LA ÚLTIMA GRAN HUELGA DE LA INDUSTRIA FRIGORÍFICA
“La huelga del ’69 por la quita de la carne. Vivimos tres meses, tres meses largos (...). Lo que fueron las luchas: cómo no me voy a acordar las barricadas en el puente Pantanoso, que hoy es Santín Carlos Rossi”.


PROYECTOS Y ASUNTOS PENDIENTES
- Y continúa “lo que sí nos quedó pendiente, que nosotros tendríamos el derecho de lo que fue la venta del Nacional. Nosotros creíamos que teníamos derechos como empleados, cuando se disolviera el Nacional”*.
* Palacio se refiere a la Ley 16102 de “Indemnización”, del 1 de noviembre de 1989.


“DESTINO de LAS PLANTAS FRIGORÍFICAS”

Bertolini opinó sobre el destino que se les ha dado a los locales de los frigoríficos del Cerro, y nos dijo respecto al Artigas:
“Este proyecto que está haciendo el Parque Tecnológico Industrial, es en cierta medida, rescatar el espíritu no del Artigas sino el espíritu de la fuente de trabajo”.

-¿Qué sintió con el cierre de los frigoríficos donde usted trabajó dos décadas?
“Una cosa es que vos seas solidario cuando no sos parte del problema y otra cosa es cuando te toca de cerca. Y a nosotros nos pasó cuando nos despidieron, en nuestro establecimiento: los dueños nos despidieron en noviembre de 1969, después de la famosa huelga de los beneficios sociales”.

- Le preguntamos cómo se adaptó a otra labor después de 20 años de trabajo en la industria frigorífica. Respondió: “pero vos te hacés duro por las cosas que perdés” –sentenció Bertolini-.

LA BELLEZA DE LO COTIDIANO

La geografía de nuestra ciudad estuvo fuertemente ligada al emplazamiento y presencia de cafés y bares. Entorno a ellos se tejieron amistades, encuentros, y desencuentros entre destacadas figuras de diferentes ámbitos. En una de las vueltas de Montevideo “descubrimos” un grupo de amigos que se juntaban todos los miércoles en la tarde en un bar llamado “Mincho”. Nos acercamos. Nos contaron que era lo que los unía: “el gusto por la literatura y la amistad de tantos años”. De hecho esta tertulia tiene su raíz en un tertulia conformada en los años `60 e integrada por Clara Silva, Alberto Zum Felde, entre otros personajes de la época. Tradición retomada por este grupo de amigos, en los años `90, en la vuelta de la democracia.

Este primer encuentro nos motivo a investigar un poco acerca de otras tertulias, y a su vez fuimos rearmando una historia no oficial, basada en personajes que en cierta medida construyeron la identidad cultural y literaria de nuestro país.

Fue así que el dramaturgo y poeta Ricardo Prieto nos dio a conocer una bitácora de algunos de los hombres y mujeres -anónimos para la gran mayoría- pasaron y dejaron la impresión de un grupo que se denominó la "peña del fondo" y tuvo lugar a principios de los noventa en el Mincho Bar.

“(...) Me siento tan montevideano, que no concibo que hubiera podido nacer en otro lado.”

“Encuentro en esta peña, el latido de una ciudad que tanto quiero y que tan difícil se me hace a veces, y que gracias a estos queridos parroquianos amigos, me ayuda a vivir los últimos tramos de mi vida (...)”.

BITÁCORA PEÑA DEL FONDO
1 de marzo de 1993


“(...) Quisiera estar aquí cuando no esté (...), dejar algún recuerdo de los que nos reunimos en este sitio frente a un café o a un vaso de licor, para soñar hablando dela realidad, como si la realidad existiera”.

BITÁCORA PEÑA DEL FONDO
29 de noviembre de 1993


Estamos en la tercera etapa de la Peña del Mincho. Yo ingresé en la segunda, allá por el setenta y pico, poco antes del Borda. Luego atravesé los años de la dicta, con los compañeros del inxilio. Y ahora, desde el 85 para acá, componemos la tercera etapa”.

“Se me hace que van quedando sólo los veteranos. Hoy somos 10 y sumamos unos 700 años.”

“Los jóvenes jamás vienen por aquí. Están en otra cosa. Igual que los viejos distinguidos”.


BITÁCORA PEÑA DEL FONDO
febrero de 1993

CONTAR UNA HISTORIA AUDIOVISUAL

"Cuando se filma un documental se filma la vida, los valores y emociones de un pueblo”

Documento fundacional de la Asociación de Documentalistas Argentinos, DOCA

“Un país sin documentales, es como una familia sin un álbum de fotos”

Patricio Guzmán, Cineasta chileno

“Ése es precisamente el motivo de la fascinación que ejerce el video como instrumento. Nos permite descubrir las virtualidades que hay en él, que son desconocidas para quienes lo inventaron y para quienes pagan su producción. Y nos permite dirigir en otra dirección su proceso evolutivo”.

“(…) Se puede manejar el video con gestos que hemos descubierto por otros medios de comunicación, como ciertos gestos de películas, textos, composiciones musicales, especulaciones filosóficas. Con todo, se dará en los mismos una calidad nueva. Y esa nueva calidad derivará de la estructura dialógica del video.”

Vilem Flusser, Capítulo 17 “El gesto del video”
“Los gestos Fenomonología Comunicación” (1991)